PALACIO DE VERSALLES
En 1623, el Palacio de Versalles estaba muy
lejos de ser la obra arquitectónica barroca que conocemos hoy en día, con más
de 8000 hectáreas y 2.300
estancias. Antes de instalarse en el departamento
de Yvelines, los reyes residían en el Palacio del Louvre, actualmente Museo
del Louvre.
El padre del Rey Sol, Luis XIII, fue quien
llevó a la realeza a Versalles. . Se construyó entonces un primer
palacio en 1623 en el dominio de Versalles para recibir al rey cuando
fuera a cazar. Este palacio se amplió en 1631 con jardines a la francesa e
instalaciones para el paseo real. Desgraciadamente, cuando comenzó el reinado
de Luis XIV, Ana de Austria, aconsejada por el cardenal Jules Mazarin abandonó
Versalles, que permaneció deshabitado hasta los trabajos de construcción
encargados por el rey en 1660.
Durante los
reinados de Luis XIV, Luis XV y Luis XVI, el Palacio de Versalles fue una
residencia real constantemente en obras. Los
jardines se fueron ampliando y se fue perfeccionando el parque. Además, las
obras dentro del palacio continúan, a veces para cambiar la decoración al gusto
de la nueva reina, a veces para terminar grandes proyectos como la Ópera Real o
la Capilla Real.
Sin
embargo, el dominio alberga otros edificios que no pueden disociarse de la
historia del palacio.
El Gran
Trianón de mármol se habilitó en 1687 para ofrecerle una segunda
residencia al Rey Sol, donde se instaló más tarde Luis XV y la reina María
Leszczyńska. Por otra parte, el Pequeño Trianón se construyó de 1761 a 1768
para la favorita del rey, Jeanne-Antoinette Poisson, conocida también como
Madame de Pompadour. Años más tarde, se instalaría allí la reina María
Antonieta para alejarse de la fastuosidad de la corte del rey Luis XVI. Además,
hizo instalar un teatro y una aldea rural de inspiración normanda.
La Revolución Francesa arrebató 7.000 hectáreas
al dominio. Sin embargo, no lo abandonaron. Napoleón I se instaló en el Gran
Trianón y quiso
convertir el palacio en una residencia imperial, pero este proyecto desapareció
con el fin del Imperio. Durante su restauración, Luis XVIII, hermano de Luis
XVI tuvo la intención de convertir Versalles en su residencia
de verano. Este proyecto fracasó, pero permitió comenzar los trabajos de
restauración. Napoleón II, motivado por la emperatriz Eugenia, lo convirtió
finalmente en un lugar de recepción.
El Palacio de Versalles no ha vuelto a ser una residencia real después
del reinado de Luis XVI. En cambio, este lugar, símbolo de la grandeza de Francia, ha sido utilizado por los diferentes dirigentes que se han ido
sucediendo en el poder. Esto lo convirtió en un lugar clave para la diplomacia,
donde tuvieron lugar acontecimientos que marcaron momentos cruciales en Europa,
como el Tratado de Versalles de 1919. Además, el general de Gaulle utilizó el Gran Trianón como residencia para los jefes de Estado extranjeros que visitaban Francia y habilitó una zona presidencial.
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