SANTA SOFÍA DE CONSTANTINOPLA.
El edificio conocido
como Santa Sofía de Constantinopla o Divina Sabiduría (Hagia Sofia) fue mandado
construir por el emperador Justiniano, durante el período artístico conocido
como Primera Edad de Oro del arte bizantino. Su construcción abarca desde el
año 532 al 537. Siendo consagrada el 26 de diciembre del 537. Sus autores
fueron Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto. Los materiales usados fueron traídos
de todo el imperio:
·
Columnas helenísticas
del templo de Artemisa de Éfeso.
·
Grandes piedras de
las canteras del Pórfido (Egipto).
·
Mármol verde de
Tesalia
·
Piedra negra de la región
del Bósforo.
·
Piedra amarilla de
Siria.
Su planta conjuga la basilical y la de cruz griega cubierta por
una gran cúpula. De la basílica toma las tres naves (la central más ancha que
las laterales) y el ábside y de la segunda, la cruz griega inscrita en un
rectángulo que casi es un cuadrado. La enorme cúpula (de 31 metros de diámetro)
se apoya en cuatro grandes machones que, a través de cuatro triángulos
curvilíneos (pechinas) permiten el paso de la planta cuadrada a la circular.
Pero los empujes que esta cubierta genera se dirigen también en sentido
lateral, para lo cual se colocan bóvedas de cuarto de esfera, cuyos empujes
son, a su vez, recibidos por otras menores de igual forma y por dos bóvedas de
cañón, contrarrestadas también por gruesos estribos. Solucionado el problema de
empujes y del paso del cuadrado al círculo gracias a las pechinas, esta enorme
cúpula fue también posible porque en su construcción se emplearon tanto piedra
porosa como teja, para hacerla menos pesada y porque su tambor se perforó totalmente
con ventanas, con lo que se aligeró aún más.
En Santa Sofía
contrasta enormemente el distinto tratamiento que se le da al interior y al
exterior del edificio.
El interior es
impresionante, principalmente por:
Ø Dimensiones de la
sala principal.
Ø Iluminación difusa.
Ø Enormes medallones islámicos
con primitiva caligrafía árabe.
Ø Columnas monolíticas.
En la segunda planta destaca un mosaico
del emperador de Constantino y su esposa
Zoe adorando a Cristo.
En 1453 Constantinopla fue tomada
por los turcos y la iglesia Santa Sofía convertida en mezquita. A
consecuencia de ello se levantaron los minaretes exteriores, se transformó la
decoración interior agregando los cuatro emblemas circulares en las esquinas de
la planta, los primitivos mosaicos se vieron afectados perdiendo el esplendor
original y se reorientó el templo, que alteró el eje longitudinal original de
la planta ya que el ábside de la iglesia quedó relegado a segundo plano. Al
principio los turcos preservaron los frescos y las figuras de mosaicos de los
santos cristianos que adornaban las paredes, pero en el décimosexto siglo,
éstos fueron cubiertos totalmente con yeso ya que el código islámico prohíbe la
representación figural.
Comentarios
Publicar un comentario